viernes, 6 de abril de 2012

Comentario 6


"El derecho a juez imparcial" En el ejercicio de la tarea de juzgar los jueces han de aplicar las leyes con objetividad e imparcialidad. La imparcialidad consiste en poner entre paréntesis todas las consideraciones subjetivas del juez en el momento de llevar a cabo sus resoluciones. Imparcialidad no es sinónimo de neutralidad valorativa. El juez, como cualquier otra persona, posee una determinada escala de valores adquirida por muy diversas vías (su origen y posición social, formación, cultura, entre otras) que incidirán en sus resoluciones judiciales. La parcialidad de un juez puede ser de dos tipos: parcialidad subjetiva que tiene lugar cuando el juez mantiene una relación personal con las partes o una relación interesada con la causa que es objeto de enjuiciamiento. En los casos de parcialidad subjetiva el juez puede se recusado. La parcialidad objetiva tiene lugar cuando el juez ha estado en contacto con los hechos que han de ser enjuiciados. Este contacto directo con el acusado y con los hechos y datos que deben servir para averiguar el delito y sus posibles responsables puede provocar en el ánimo del instructor, incluso a pesar de sus mejores deseos, prejuicios e impresiones a favor o en contra del acusado que influyan a la hora de sentenciar. Por eso en nuestro ordenamiento el juez instructor y el juez que redacta la sentencia han de ser diferentes. Se dice que a veces la imparcialidad judicial es puesta en entredicho por la influencia de los medios de comunicación, pues con frecuencia observamos que desde los medios de comunicación se juzga y condena sobre asuntos que están siendo investigados por los jueces. La imparcialidad e independencia pueden verse en algunos casos enturbiadas por campañas mediáticas, orientadas unas veces a defender determinadas posturas de los medios y otras simplemente a defender un interés empresarial a través de la publicación de noticias especialmente atractivas para el público.

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