martes, 10 de abril de 2012

Comentario 22

La sentencia —nos dice Couture— es  un largo proceso crítico en el cual la lógica juega un papel altamente significativo, pero que culmina necesariamente en actos de voluntad. Los múltiples problemas que la vida pone diariamente frente a cada uno de nosotros, se dan cita también en el instante en que el magistrado, sin despojarse de su condición de hombre, examina los hechos, determina el derecho aplicable y extrae la conclusión.  No conviene exagerar —nos dice del autor citado— este último aspecto de la sentencia; pero tampoco conviene desentenderse del hecho de observación experimental, y más de una vez confesado por los jueces, de que en último término ellos aspiran en sus fallos a hacer una obra de justicia más que una obra de legalidad formal. "Cuando una solución es justa, decía un magistrado, raramente faltan los argumentos jurídicos que la puedan motivar". El buen juez siempre encuentra el buen derecho para hacer justicia. No parece difícil —dice Couture— admitir que la valoración de la prueba reclama, además del esfuerzo lógico, la contribución de la máxima experiencia, apoyadas en el conocimiento que el juez tiene del mundo y de las cosas.La lógica juega un papel preponderante en toda actividad intelectual; pero su función no es exclusiva. -Couture- propone la idea de que ni el juez es una máquina de razonar ni la sentencia una cadena de silogismos. Es, antes bien, una operación humana, de sentido preferentemente crítico, pero en la cual la función más importante incumbe al juez como hombre y como sujeto de voliciones. (Eduardo Couture, "Fundamento del Derecho Procesal Civil", ps. 288 y 289). 

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